Ficha Resumen

Información general

Volcán Osorno

Acceso libre

Ubicación: Chile, Región de los Lagos

Sector: Volcán Osorno

Ciudad más cercana: Puerto Varas

Altitud:

2652 m. según IGM Chile

Año Primera ascensión: 1848

Primeros ascensionistas:

Jean Renous (CL)

Coordenadas:

Lat: -41° 6' 17.8" (WGS 84)
Lon: -72° 29' 45.8"

Libro de cumbre

Montaña

Publicado el 06/04/2002

Actualizado el 25/03/2011

Presentación

Cuando nos imaginamos un volcán, muchos, con toda seguridad, pensarán en uno con la figura del Osorno, al menos muchos chilenos. El Osorno es un ícono clásico del paisaje de la región de Los Lagos. Acaso por su altura, o por encontrarse desprendido del eje central de la cordillera hacia el oeste, encimando los cultivos del valle y el mar, el volcán Osorno es un referente en el horizonte para muchos lugares de la región.

 

Famoso por lo traicionero, en sus laderas agrietadas han desaparecido muchos montañistas y expedicionarios, que ante la sorpresiva encapotada de nube del volcán, bajaron en medio del “white out”, sin saber que la pendiente conduce naturalmente a un nido de grietas. Cuando el mal tiempo se aparece lapidario, y el Osorno se encapota con su gorro blanco, se recomienda quedarse fijo en un punto seguro, y no avanzar en ninguna dirección, en contra de lo que sería lo más razonable, aparentemente. Así como llegó, la nube también puede dejar el cerro repentinamente. Se debe esperar y apostar a un rápido cambio en el tiempo. No olvidar tampoco que la zona es famosa por sus constantes precipitaciones. Hay que asegurarse de subir con buen tiempo.

 

Entre los atractivos menos conocidos de este volcán, se cuenta una gran cueva de hielo a unos 200m más abajo de la cumbre. Esta no se encuentra en la ladera oeste, por la cual transcurre la ruta normal, por lo cual difícilmente será encontrada por casualidad. Ver la galería de fotos para más detalles.

 

Sobre las erupciones, sabemos que el Osorno es un estratovolcano, que tiene 8 erupciones confirmadas desde 1719. Se sospecha que hubo 3 erupciones entre 1575 y 1644. La última erupción fue en 1869.

 

Osorno, la leyenda

 

Licarayén era la más pura, la más linda de las jóvenes de la tribu que habitaba cerca del Llanquihue. El apuesto y valiente "toqui" Quitralpique quedó prendado ante la belleza y dulzura de la virgen. La felicidad reinaba en sus corazones. Ya estaba dispuesto que la próxima primavera se llevaría a cabo la ceremonia que los uniría para siempre.

 

Pero Pillán, espíritu perverso y maligno que habita en los volcanes, y que demuestra su poder vomitando humo y azufre, interrumpió la felicidad de Licarayén y Quitralpique. La Tierra, con bruscos vaivenes, anunció la tragedia. El volcán Osorno comenzó a arrojar fuego y humo.

 

Los mapuches se reunieron en un parlamento. Era necesario resolver en qué forma podrían aplacar el enojo del Pillán, y se decidió que para calmar al Pillán era necesario sacrificar a la más bella de las doncellas arrancarle el corazón y depositarlo en lo alto de aquel cerro. Esa ofrenda debe ir acompañada de una rama de nuestro árbol sagrado, el canelo.

 

El padre de Licarayén, comunicó a su hija que había sido elegida para salvar a la tribu de la ira del Pillán.
Licarayén le pidió un favor a su padre: que su lecho de muerte fuera preparado por el toqui Quitralpique, y que sólo él tocara su corazón, ya que él era el dueño desde que lo conoció. Todo se cumplió como ella había pedido. Cuando sus hermosos ojos se cerraron para siempre, el toqui Quitralpique acercó sus labios a la frente de la doncella, y después, haciendo un enorme esfuerzo para no estallar en llanto y gritos de dolor, le abrió el pecho, extrajo su corazón, y acogiéndolo entre sus manos como quien acuna un niño, con fervorosa unción, lo entregó al padre de la virgen. Y cubierto con una rama de canelo los depositaron en lo más alto del cerro.

 

Un cóndor apareció detrás del volcán Osorno y de un solo picotón devoró el corazón de la más bella doncella, tomó entre sus garras la rama de canelo y la arrojó dentro de la boca del Osorno. Y en ese mismo instante comenzó a caer sobre la tierra, blanquísima nieve que fue cubriendo el cráter, parecía que el alma pura de la virgen volvía hacia la tierra en busca del toqui Quitralpique y en ese mismo momento el toqui se arrojó sobre la punta de su lanza.

 

Denominaciones del Osorno

 

A lo largo de la historia, el Osorno ha tenido tantas denominaciones como etnias han sabido de su existencia. Los indios poyas lo denominaban chodhueco o chodhuanpire; las tribus huilliches moradores de la región lo llamaban Purrarahue, Purahuille, Purahila, Hueñauca o Hueñaujajen. Los araucanos del Toltén hablaban del Pirepillán; y los indios cuncos le decían Quetrupe o Quetrepillun. Los indígenas costeros del Reloncaví, Comau y Calbuco, lo conocían con el nombre de Pirepillán o Pise (cambiando la “r” por la “s”, muy común entre los huilliches). Los indios puelches lo denominaban Paratún, Pata, Patahuille y Quetrupe; los pehuenches lo citan con el nombre de Pujajauco, Pujajen o Puhuahuen. Los indios vuriloches lo conocían como Calluneto o Cayuñeto y con ese nombre lo cita Fray Menéndez (1791), mientras que Moraleda (1795) le anota con las primeras denominaciones. Por otro lado, Martínez de Bernabé (1792) menciona las voces pehuenches. Recién Muñoz Gamero, en 1849, habla del volcán Llanquihue, llamándolo además Osorno. Bernardo Phillipi (1853) lo conoce solamente con los nombres huilliches.

 

La denominación final hace referencia a la ciudad de Osorno. Esta, a su vez, tomó el topónimo del Marqués de Osorno, Virrey del Perú en los tiempos de su fundación (1553). Los conquistadores hispanos la denominaron de tal manera en homenaje a la nombradía del Virrey y sus dotes “de buen gobernante y bizarro caballero”.

 

Primer ascenso

 

La ascensión al Osorno es uno de los primeros ascensos documentados en Chile. Fue realizado en 1848 por Jean Renous, un chileno de padre francés y madre alemana que vivía en la ciudad de Osorno. Éste, mantenía periódicamente correspondencia con el naturalista alemán Eduardo Poeppig, primer ascensionista del volcán Antuco. Esta circunstancia permite entender en cierta medida la decisión de Renous de ascender el volcán.

 

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Referencias